Cómo los cambios demográficos están transformando el destino de nuestro dinero
En colaboración con el Financial Times
Materiales inteligentes y la revolución fotónica
La fabricación inteligente está transformando el modo en que consumimos energía y reducimos residuos
Nos encontramos ante una encrucijada. El calentamiento global, el agotamiento de los recursos, la actual pandemia y la amenaza de otras en el futuro, nos advierten de que debemos fomentar un entorno que responda a nuestra creciente sensibilidad humana y que a su vez proteja los valiosos materiales de la tierra.
Las legislaciones, el cambio climático y los cambios demográficos de los consumidores impactan en cómo enfocamos las infraestructuras, la construcción y el diseño. Por ejemplo, la Comisión Europea ha anunciado su intención de duplicar la tasa de rehabilitación de edificios asociada a la mejora de la eficiencia energética para 2030. El alcanzar este tipo de objetivos depende, al menos en parte, de la innovación en materiales inteligentes, mejorando el rendimiento y la longevidad de las instalaciones de energías renovables, y ayudando a reducir el consumo energético de edificios, vehículos y productos.
Al mismo tiempo, nuestro estilo de vida actual depende de la tecnología inteligente, y cada vez utilizamos más la Inteligencia Artificial para diversas actividades cotidianas. Esta necesidad de un consumo de energía más eficiente, de entornos más inteligentes y de una mayor vida útil de los productos está impulsando la innovación en materiales inteligentes.
¿Qué son los materiales inteligentes?
Los materiales inteligentes se pueden clasificar, a grandes rasgos, en materiales que alteran sus propiedades, materiales que intercambian energía, y materiales que alteran su estado físico, con la aparición de tres tendencias clave: los nanomateriales, los bioplásticos y la fotónica.
Las cualidades de resistencia y ligereza de los nanomateriales (materiales con al menos una dimensión o aspecto inferior a 100nm) tienen múltiples aplicaciones en los sectores de la construcción y la automoción. Los bioplásticos pueden ser de origen biológico, como la caña de azúcar o el maíz, o creados de forma artificial; según un estudio de la asociación European Bioplastics, la capacidad de producción mundial pasará de unos 2,11 millones de toneladas en 2020 a unos 2,87 millones de toneladas en 2025.
Las aplicaciones de las tecnologías basadas en la luz crecen día a día, y tienen múltiples usos, desde las pantallas de telecomunicaciones hasta la tecnología sanitaria.
Los consumidores están cambiando sus prioridades y preferencias de gasto, y la tecnología está permitiendo estos nuevos comportamientos.
Según Juan de Dios Sánchez-Roselly, responsable global de estrategia de inversión de Santander Private Banking, el valor para los inversores en estas tendencias está en el cruce entre la innovación tecnológica y el comportamiento humano. "El uso de materiales capaces de responder a estímulos, a la humedad o al sonido y de proporcionar información a máquinas y dispositivos, transformará la forma en la que utilizamos la energía", afirma.
"Esto a su vez creará oportunidades de innovación en la construcción, la aviación, la automoción y las infrastructuras, que sin duda mejorarán la experiencia del consumidor"
Juan de Dios Sánchez-Roselly
Responsable global de estrategia de inversión de la Banca Privada de Grupo Santander
El negocio de los materiales inteligentes
Se están canalizando inversiones hacia estas soluciones tecnológicas pioneras para combatir el cambio climático, ya sea porque mejoran la eficiencia energética, ayudan a proporcionar soluciones para el almacenaje de energía renovable o transforman nuestra forma de vivir y trabajar.
La movilidad como servicio (MaaS), los vehículos eléctricos (EV) y los vehículos autónomos están cambiando nuestra forma de viajar - y consecuentemente las oportunidades de inversión también se han transformado.
A medida que los vehículos autónomos empiecen a ser más comunes, los materiales inteligentes desempeñarán un papel cada vez más importante en su diseño. Se estima que el contenido de materiales ligeros aumentará desde el 29% en un vehículo medio actual, hasta el 67% en 2030. También se prevé que los sensores fotónicos se utilicen cada vez más para funciones autónomas más avanzadas. A su vez, estas funciones avanzadas se convertirán en un factor impulsor del comportamiento de los consumidores.
También hay una gran oportunidad en replantear la forma en la que construimos edificios e infraestructuras utilizando la tecnología. La nanotecnología va ganando terreno en el sector industrial, ya que ofrece beneficios como una conductividad ajustable, capacidades de purificación del aire y una menor huella de carbono. "La forma de construir va a cambiar drásticamente para alcanzar las emisiones cero", opina Sánchez-Roselly. "Todo se diseñará teniendo en cuenta el reciclaje y la fabricación inteligente, y todo ello estará estrechamente relacionado con la cuarta revolución industrial".
Los inversores buscan innovaciones de vanguardia que produzcan resultados positivos para el medio ambiente que sean eficientes en términos de consumo energético y que, además, generen rentabilidad. Los materiales inteligentes tienen el potencial de transformar la forma en la que consumimos energía y de reducir la producción de residuos, generando además oportunidades únicas para aquellos que buscan retornos sostenibles.
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