¿Cómo será el paciente del futuro?
En colaboración con el Financial Times
Vientos de cambio
Cómo el modelo de plataforma colaborativa modificará nuestra forma de consumir y de invertir en el planeta
Se prevé que la población mundial alcance los 8.500 millones de personas en 2030 , por lo que el futuro del mundo depende de que utilicemos los recursos que tenemos de forma sostenible. Los consumidores demandan un cambio en este sentido y analizan más que nunca sus hábitos de consumo. Las compañías se están comprometiendo con la sostenibilidad y los inversores están atentos a estos compromisos.
Los grandes avances tecnológicos están permitiendo un cambio hacia una economía circular y colaborativa, y las compañías con activos y productos que tienen una tasa baja de utilización o de propiedad ya se están beneficiando.
Definiendo la economía circular
La Fundación Ellen MacArthur tiene entre sus objetivos el desarrollar y promover la idea de economía circular, que define como "desvincular paulatinamente la actividad económica del consumo de recursos finitos, y diseñar un sistema sin residuos". La economía colaborativa por otro lado normalmente se define como el intercambio de bienes o recursos entre iguales.
Forrester estima que la economía colaborativa crecerá en unos 335.000 millones de dólares en EE.UU. para 2025.
Los disruptores del sector energético están respondiendo a estos nuevos retos con un afán innovador. La compañía de energía Sonnen, por ejemplo, ha creado una comunidad de energía descentralizada en la que las personas pueden compartir energía mediante miles de baterías que ayudan a estabilizar la red. En los Países Bajos, existe un mercado de energía renovable (Vandebron) que pone en contacto a productores de energía a partir de biomasa, eólica y solar con los consumidores finales.
Esta colaboración está impulsada por los objetivos climáticos y el cambio en los hábitos de consumo. La publicación Global Economy Watch de PwC prevé un "impulso sincronizado a favor de las infraestructuras verdes" en 2021, a medida que las principales economías mundiales reorienten sus esfuerzos relativos al cambio climático e inviertan fondos públicos en eficiencia energética.
Objetivos y compromisos
Este plan requiere inversión en tecnologías respetuosas con el medio ambiente, innovación industrial y descarbonización de la energía. Muchas compañías, como Santander, British Airways y BP, se han comprometido en ser neutros en CO2 para 2050.
El presidente de EE.UU. Joe Biden ha situado la lucha contra el cambio climático en el centro de su estrategia, y se prevé que comunique nuevos objetivos de emisiones en 2021. También ha prometido destinar 2 billones de dólares para combatir el cambio climático a través de inversión en energías renovables y de medidas para reducir las emisiones de las centrales eléctricas.
Este giro está siendo impulsado por las nuevas generaciones, cuyas prioridades están cambiando, y por los avances tecnológicos que lo hacen posible. En el centro de esta inversión en el futuro del planeta están la transformación y la disrupción. Los criterios medioambientales, sociales y de gobierno corporativo son cada vez más importantes, y las compañías, como la Banca Privada de Banco Santander, buscan tener un impacto positivo y duradero en la sociedad, además de obtener un rendimiento económico.
La necesidad de transitar hacia energías renovables y el cambio hacia una economía más circular en la que el concepto de fin del ciclo de vida se sustituya por el de renovación, presenta oportunidades únicas para los inversores.
"Vamos a comenzar a fabricar más productos diseñados para el uso circular, no para ser desechados", opina Dolores Ybarra, responsable global de productos e inversiones de Santander Private Banking, que bajo el concepto Future Planet ha agrupado diversas megatendencias innovadoras en torno a la preocupación de la compañía por el medio ambiente. "Se trata de algo más que eficiencia de costes a corto plazo", añade Ybarra. "Los productos se están diseñando teniendo en cuenta su impacto a largo plazo en el planeta, lo que antes no entraba en la ecuación. Obviamente, conlleva una inmensa labor de reingeniería de la cadena de valor desde el punto de vista ecológico".
La circularidad responde también a muchos de los retos que ha revelado la pandemia de la covid-19. Los fabricantes de todo el mundo se han dado cuenta de la necesidad de racionalizar las operaciones, de crear cadenas de suministro locales y de aumentar la capacidad de adaptación. Cada vez más, las compañías van a empezar a adoptar modelos de economía circular en sus estrategias de negocio, en un intento de asegurar el futuro de su oferta. Por ejemplo, el supermercado británico Tesco se ha asociado con el programa Loop, que permite a los clientes pedir productos con envases reciclables. En Brasil, Cariuma está teniendo un gran éxito comercial con sus zapatos hechos de bambú y caña de azúcar, y reciclando y reutilizando todos sus embalajes.
Ybarra señala asimismo que la mentalidad de los inversores cambiará hacia productos que se puedan rediseñar para la sociedad:
"Las compañías que reaccionen de forma eficiente y creativa ante este cambio de creencias y valores serán las que tengan un mayor crecimiento”.
Dolores Ybarra
Responsable global de productos e inversiones de la Banca Privada de Grupo Santander
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